Año 2014. Los terroristas islámicos intentan someter a la población de la llanura de Nínive, en Irak. Esta población no renuncian a su fe y pagan un alto precio por ello: el abandono de su tierra y la huida al desierto. Tras este suceso los terroristas utilizan un cáliz como un vulgar objeto para practicar puntería de tiro. Lo que no imaginaban que ese cáliz seria recuperado y ofrecido a los católicos como un emblema, como muestra de la intolerancia confesional y como testimonio de fe de los cristianos perseguidos que existe en el Oriente Medio.
La Fundación Pontificia de Ayuda a la Iglesia Necesitada recibió el cáliz en donación desde la Iglesia siriocatólica. Son los encargados de hacer llegar este importante emblema para los cristianos por todas la Diócesis. Este recorrido se lleva haciendo desde su consagración tras ser rescatado en Qaracosh, en la llanura de Nínive.