Misterio

Descripción del Misterio de Ntro. Padre Jesús del Soberano Poder

 

“Y habiendo ellos encendido fuego en medio del patio, se sentaron alrededor; y Pedro se sentó también entre ellos. Pero una criada, al verle sentado al fuego, se fijó en él, y dijo: También éste estaba con él. Pero él lo negó, diciendo: Mujer, no lo conozco. Un poco después, viéndole otro, dijo: Tú también eres de ellos. Y Pedro dijo: Hombre, no lo soy. Como una hora después, otro afirmaba, diciendo: Verdaderamente también éste estaba con él, porque es galileo. Y Pedro dijo: Hombre, no sé lo que dices. Y en seguida, mientras él todavía hablaba, el gallo cantó. Entonces, vuelto el Señor, miró a Pedro; y Pedro se acordó de la palabra del Señor, que le había dicho: Antes que el gallo cante, me negarás tres veces. Y Pedro, saliendo fuera, lloró amargamente. (Lucas 22, 55-62)

 

Este será el pasaje evangélico, que se representará en nuestro paso de misterio, y con el que nuestra hermandad recreará la Pasión de Cristo en su estación de penitencia cada semana santa.

 

Así pues, de manos de Jesús Guerrero García presentará un misterio complejo, donde se quiere escenificar distintas líneas compositivas, que dan lectura a un contenido más profundo de lo meramente escénico.

 

Por ello, haciendo alusión a las Negaciones y Lágrimas de San Pedro, la escena principal se desarrollará en un primer plano, con el juego de miradas entre la imagen de San Pedro y Cristo, encadenado, por dos Guardas del Sanedrín.

 

Uno de estos guardas, será representado como “Malco”, personaje que aparece en varias escenas de la Pasión y que, en este caso, viene a dar continuidad al relato, mostrándose como antítesis a la siguiente estación del Vía Crucis: “Jesús antes Anás”. Ya que, según las Escrituras, un tal “Malco”, es a quien San Pedro corta la oreja en Getsemaní.

 

El otro guarda, con una postura más adelantada en la escena, irá escoltando la figura de Cristo, señalando a San Pedro. Este guarda representa la tercera y última de las negaciones; mientras que las dos restantes, son simbolizadas en el paso en la figura de dos sirvientes, quienes completan en número a los tres acusadores, y que con su actitud juegan a reflejar tres tiempos: pasado, presente y futuro.

 

Dichos sirvientes actúan en un segundo plano donde la escena pasa al interior del patio de Caifás. Una sirvienta, con postura inclinada, aviva la lumbre que al estar encendida, da a entender que el transcurso del pasaje ocurre a altas horas de la madrugada. El otro sirviente judío, discute con otro personaje, en actitud de apartarlo de la escena, mientras vuelve la mirada a Caifás, señalando al frente, buscando con su índice la figura de San Pedro.

 

Caifás, a su vez, con actitud alterada y malhumorada, entabla diálogo con ese personaje, al que apartaba la segunda acusación. Este es Judas, que está presente en la escena como elemento recordatorio al pasaje anterior “el prendimiento” y que viene a ser la representación del mal, como contrapunto con la representación del bien, reflejado en “José de Arimatea”, que situado junto a Caifás, suplica perdón por el reo.

 

De esta manera, el conjunto iconográfico se complementa con varios puntos de vista, que de manera muy compleja dan paso a desarrollar reflexiones muy profundas, sin descontextualizar la composición, pues se trata de representar una escena del transcurso de la Pasión de Cristo.

 

Por ello, son dos los modelos de equivoco y arrepentimiento, ya que se observa la pena ante el llanto de Pedro en contraposición al genio y enfado de Judas. Ambos traicionan a Jesús, pero su paso atrás, se resuelve de manera muy distinta. Reflejo de ello, es la firmeza con la que Pedro pisa una piedra, en contraposición de la pose de Judas, que agarra una bolsa con monedas.

 

La presencia de Caifás, como mal sacerdote, y Arimatea como bueno ante las lágrimas del primer pontífice de nuestra iglesia, manda un mensaje abrumador para todos los laicistas que vienen a contraatacar a nuestras corporaciones.

 

En cuanto a la técnica, el desarrollo parte de los conceptos y parámetros que se han ido imponiendo por la tradición de la escuela de imaginería andaluza. Por ello, las imágenes secundarias, serán realizadas siguiendo la denominación de imágenes de vestir, talladas en madera de cedro real, con acabados de preparación magra tradicional y policromadas al óleo, con estudios de simplificación en color neutro en las zonas no visibles de las mismas.

 

Descripción de las andas procesionales del misterio


El estilo del diseño se puede designar de líneas barrocas, o más técnicamente como “Neobarroco”, inspirado en cánones clásicos del rococó francés y la insuperable realística de la zona de la comarca del bajo Guadalquivir.


 

La parte ornamental del revestimiento exterior es realizada en madera de Cedro Real, la estructura interior y la tablazón superior se realizan en madera de Pino de Flandes, mientras que la parihuela es metálica.

 

De esta manera, las andas se dividen en tres partes:

-          Parihuela o popularmente denominado como “mesa”

-          Canasto o canastilla

-          Iconografía

 

La parihuela tiene unas medidas de 2,30 m. de ancho por 5,10 m. de largo aproximadamente, realizada en metal. Las patas tendrá unas terminaciones de garra de halcón en bronce. La parte superior estará revestida con respiraderos mixtos, ya que combinará el tallado en cedro, con terminación en dorados, y bordados sobre maya. Dichos respiraderos ascenderán hasta su unión con la canastilla, de manera que formen un mismo conjunto desde abajo hacia arriba; dotando a la obra de la naturalidad y movimiento característico del patrimonio de esta hermandad.

 

Las maniguetas representarán a los cuatro tetramorfos de los Evangelistas: en el frontal se ubicaran el toro alado de San Lucas y el águila de San Juan, mientras que en la trasera, se situarán el ángel de San Mateo y el león de San Marcos.

 

El canasto, diseñado siguiendo la forma trapezoidal invertida, con una ruptura brusca entre la base que lo sustenta y los motivos ornamentales que ensanchan en lo alto, creará la sensación de grandeza y pesadez, a la vez que un excepcional movimiento, conseguido a partir de la consecución de volúmenes sin repetición de motivos, de manera que en el paso ningún elemento sea igual a otro. Alcanzará una altura media de 75 cm (zona en la que se emplazara el tablazón superior, obviando la crestería que asciende y desciende según el dibujo del canasto).

 

La planta del mismo tendrá entrantes y salientes que en ningún momento rompan la línea con bruscos ingletes o esquinas. Y entre sus motivos vegetales, habrá infinidad de detalles que se confundirán con estos y que reflejaran fielmente el estilo de nuestra corporación.

 

Los candelabros serán igualmente desiguales en su construcción y serán en número de seis los que iluminen el paso.

 

En cuanto a la iconografía, se reflejarán en los respiraderos la simbología vaticana y de San Pedro, además de cartelas centrales, donde se escenificaran la Epifanía, el Abrazo de la Misericordia, la Creación del Mundo y el Fin de los Tiempos.

 

La canastilla irá escoltada por San Lucas y la Virgen de la Caridad, patronos de nuestra ciudad, por San Francisco de Paula y Santa Rita de Casia, copatronos de Sanlúcar, así como por cuatro escenas de la vida de San Pedro en las esquinas. Mientras que en las cartelas centrales se ubicarán la representación de Jesús cargado con la cruz en el encuentro con su Madre (por la hermandad de Afligidos), y la Flagelación de Cristo (por la hermandad de los Dolores). Así como la Unificación de las Órdenes con San Francisco, y otros elementos iconográficos y simbólicos centrados en Jesús del Soberano Poder y su obra devocional desde que es venerado en Sanlúcar.